Miradas de luz al tiempo

Los avatares de la vida, y su propia reflexión epicúrea, nos enseña sin descanso la cotidianidad de todo cuanto hemos tenido la oportunidad de percibir, aprehender y eclosionar hacia el proyecto que dignifica nuestra misión existencial en el breve espacio donde respiramos. Y es, precisamente, en una de estas inspiraciones vitales, donde se halla esta explosión poética que roza el ensayo, allí Miguel Angel Cañero, nos invita a ver todos aquellos lugares  donde el tiempo ha osado pintar con la claridad de los días cada resquicio sagrado de nuestra experiencia como una conclusión final. Asistimos pues, sin duda alguna, a una manifestación clara de la divina necesidad expresiva del ser humano. Su peculiar mirada nos ha acercado a la honestidad del tiempo inexorable pero, al mismo tiempo, esperanzador por el insondable hueco de su propia eternidad.