Con tinta verde

Llegó la hora de desenfundar la pluma dormida que ansiaba recorrer la nívea carretera de papel, marcando el camino con su tinta verde.

No existe título más poético y sugerente para describir el día a día que relata el espacio creativo de nuestra autora, con sus inquietudes más profundas, sus devanadas reflexiones, y sus sentimientos más íntimos.

Mª Ángeles Castillo vuelve al hemisferio celeste de la poesía con su última obra, que nos deja como un desahogo después del largo silencio, y lo hace de viva voz, como un grito primal, como una necesidad imperiosa, como es ella, potente y sin dudas.

Quienes la conocemos de verdad, sabemos que se ha dejado la piel en el intento, se ha desgarrado por dentro para regalarnos lo mejor de sí, pura entrega y todo generosidad.

Porque así es su poesía, todo un canto celestial, pero con el sonido de las mareas que rompen en el desfiladero más abrupto de sus entrañas. Ya no lleva sangre su cuerpo vencido, es la tinta verde la que ahora gobierna su vida y la única capaz de convertir su obra en un clamor, a quien lo sepa escuchar.

Francisco Ordóñez Olalla